Hace poco estuve visitando este patio. Pertenece a una casa antigua y restaurada con mucho acierto, en Malpartida de Cáceres. Me impresionó la sencillez de su planteamiento, y el uso de todos los elementos con una utilidad: frutales y plantas de huerto para abastecimiento propio, un pequeño estanque que refresca el ambiente, un poco de césped junto a la zona del porche, de modo que se amplía la zona pisable. Grava para reducir el consumo de agua y el trabajo de mantenimiento. Traviesas de madera que elevan la superficie de trabajo del huerto y dan un toque de calidez a la piedra de los muros que envuelven este hermoso jardín.
También me parece un gran acierto el modo en que el cielo se incorpora al jardín de un modo omnipresente.
De algún modo, es un heredero de aquellos jardines monásticos, que pretendiendo maximizar el espacio disponible en los claustros y la utilidad, crearon espacios de gran belleza, muy inspiradores y acogedores, donde entre las ramas de sus frutales y sus setos de arrayán se encontraban los mejores lugares para orar y contemplar.
El trabajo estaba muy presente en aquellos espacios arcanos, al igual que lo está en éste, como puede verse en los elementos que forman parte del huerto.